Hasta
ahora, no hay cura para la enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo,
dos medicamentos actualmente en estudio entregan prometedores
resultados.
Han
pasado 100 años desde que la enfermedad del Alzheimer fue
diagnosticada por primera y desde entonces se intenta encontrar un
tratamiento. Esta
misma semana se conocieron dos investigaciones médicas vinculadas a
medicamentos que podrían servir para combatir o cambiar los
tratamientos de la enfermedad.
Una
de ellas fue publicada este viernes por la revista
Science.
Se trata de un estudio lideradopor
científicos de la universidad
de Cambridge que
descubrieron que el medicamento bexaroteno,
actualmente comercializado para
el tratamiento del cáncer, puede también prevenir la aparición del
Alzheimer,
deteniendo el “primer paso” de las reacciones en cadena que
terminan por destruir las células cerebrales.
La
pastilla ha resultado exitosa en prevenir los síntomas del Alzheimer
en animales de laboratorio y en estudios con nematodos modificados
(un tipo de gusano).
El
director del estudio Michele
Vendruscolo destacó,
en declaraciones que recoge The
Guardian,
que “demostramos que estos gusanos que estaban condenados a
desarrollar la enfermedad de Alzheimer podían ser rescatados”.
Al
administrar el bexaroteno a los gusanos cuando empezaban a demostrar
los síntomas no ocurría nada y desarrollaban Alzheimer. Sin
embargo, al
suministrar el medicamento en una primera etapa (antes que se
desarrollen los síntomas), se prevenía la primera parte del
proceso.
Agregó
que el cuerpo humano tiene una variedad de defensas naturales para
protegerse frente a la neurodegeneración. Pero según envejecemos,
estas defensas se deterioran de forma progresiva y pueden ser
superadas. Si se entiende cómo funcionan estas defensas naturales,
“podríamos ser capaces de ayudarlas por medio de fármacos que
actúen de una forma similar”.
La
droga LM11A-31
La
investigación europea no es la única que ha hecho noticia esta
semana.
La
revista Time
destacó
en la portada de su última edición la investigación del doctor
Frank Longo, un neurólogo estdounidense de la Escuela de Medicina de
la Universidad de Stanford para
crear la pildora LM11A-31, que podría cambiar el enfoque de los
tratamientos para combatir la enfermedad.
Se
trata de un medicamento
en su segunda fase de pruebas (será
suministrada a personas con la enfermedad de Alzheimer), que se
preocupa de reforzar la protección de las células cerebrales contra
ataques neurológicos.
Durante
décadas, los científicos han buscado una cura enfocándose casi
sólo en tratar de deshacerse de las placas de proteína
de amiloide que
degeneran las neuronas y que se han logrado combatir en ratones, pero
no en humanos. Si
pudieran deshacerse de ellas también en los seres humanos, podrían
deshacerse de la enfermedad, o al menos aminorar los síntomas.
La
diferencia de la píldora de Longo respecto a otros medicamentos de
prueba es que ésta no
ataca directamente al amiloide.
"El
objetivo de LM114-31 es simplemente mantener las células del cerebro
fuertes y protegidas contra ataques neurológicos (ya sean los
efectos de amiloide o de otros factores que intervienen en la
enfermedad de Alzheimer). Es un enfoque mucho menos ortodoxo pero, si
funciona, podría ser un elemento de cambio".
¿Cómo
funciona?
Al
reforzar las células cerebrales la píldora de Longo previene que
las placas de proteína de amiloide, que degeneran las neuronas,
hagan precisamente eso. En otras palabras, prefiere la defensa antes
que el ataque, en un enfoque completamente distinto al tradicional.
Los
científicos que estudian el Alzheimer han concentrado sus
investigaciones en hallar maneras de absorber el exceso de amiloide
en el cerebro, antes de que la proteína pueda formar sus placas
pegajosas de proteína y destruya las neuronas. Para eso han
intentado dar con fármacos que puedan encontrar y unirse al amiloide
para descomponerlo. Y en principio hubo buenos resultados en
animales, pero no mejoría en la memoria y la función cognitiva de
las personas.
La
razón puede estar en que hay
demasiado amiloide y daño en las personas con enfermedad avanzada
para que los medicamentos tengan algún efecto.
Eso
llevó a pensar que los resultados prometedores de este tratamiento
podrían darse en personas con la enfermedad en estadio temprano,
cuando el amiloide ha causado poco daño.
Las
nuevas tecnologías de imagen hoy permiten realizar un seguimiento
más temprano de la aparición del amiloide y su crecimiento, dando
pistas sobre el desarrollo del Alzheimer.
Para
interrumpir ese proceso degenerativo, y mientras no exista un fármaco
capaz de remover el amiloide, el
LM11A-31 puede resultar clave en la recuperación de memoria.
La
investigación del doctor Longo ha encontrado 14 señales de los
nervios del cerebro que son deterioradas por el amiloide. El LM11A-31
puede actuar fortaleciendo al menos 10 de ellas y previniendo el
avance de la enfermedad, publica
En
Chile, cerca de 90 mil personas padecen de esta enfermedad
neurodegenerativa
relacionada a la demencia que involucra pérdida de memoria gradual,
principalmente en los adultos mayores.
¿Cómo
se diagnostica el Alzheimer?
Los adultos mayores
son más del 10% de la población chilena y muchos de ellos pueden
presentar demencias. El diagnóstico oportuno puede mejorar
significativamente su calidad de vida, pero en muchas oportunidades
el diagnóstico es tardío.
Algunos de los
requisitos para diagnosticar la enfermedad son:
Pérdida de 2 o
más capacidades cognitivas (memoria, capacidad ejecutiva, lenguaje
u otras).
La pérdida debe
ser suficiente como para interferir con las actividades habituales.
La causa
demostrada o presunta debe ser una afección orgánica cerebral.
Debe excluirse un
compromiso de conciencia, para lo cual suele agregarse el requisito
de que ese estado mental se mantenga durante 6 meses o más.