El Informe Mundial sobre el Alzheimer 2015, puesto en marcha por la Enfermedad de Alzheimer Internacional (ADI) a finales de agosto, reveló que hay más de 9,4 millones de personas que viven con demencia en la región de las Américas, que se espera triplicar a 29,9 millones en 2050.
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad mental progresiva que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral. Las manifestaciones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal.
Gran parte del aumento global de la prevalencia de la demencia tiene y tendrá lugar en los países de bajos y medianos ingresos. Hoy en día, más de la mitad de todas las personas con demencia viven en países de bajos y medianos ingresos, y esto se elevará al 68% para el año 2050. En estos países, el estigma, la falta de apoyo a las personas que viven con demencia y sus familias y la falta de financiación para los sistemas de salud presentan grandes desafíos.
Las personas que padecen esta patología, en su mayoría Personas Adultos Mayores, presentan desnutrición. Esto se da por varias razones:
1- Confusión de horarios.
2- Distracciones varias.
3- Alteraciones en el gusto y en el olfato.
4- Problemas para masticar y tragar (deglutir).
5- Pérdida de memoria.
6- Deterioro intelectual y personal.
Debido lo anterior, las personas con Alzheimer necesitan un aumento en las necesidades de alimentos tanto energéticas como proteicas. Por lo cual la alimentación saludable juega un papel importantísimo para ayudar a que cada etapa de la enfermedad se atrase el mayor tiempo posible.
¿Qué podemos hacer?
Algunas recomendaciones básicas para la correcta alimentación a la persona que tiene Alzheimer son:
- Planes de alimentación hiperproteicos e hipercalóricos, intervenidos por un profesional de nutrición especialista en este campo.
- Aumentar la ingesta de frutas y vegetales frescos, por su cantidad de vitaminas y minerales que posee; en especial la vitamina C que se encuentra en ciruela kakadu, guayaba, limones, naranjas, kiwi, papaya, perejil, espinacas crudas, brócoli.
- Aumentar la ingesta de alimentos que contienen antioxidantes, ya que evitan el daño causado por los radicales libres. Se encuentran en uvas, vino tinto, ajo, cacao, tomate, acelgas, espinacas, frutos secos, manzana, té verde.
- Aumentar alimentos ricos en Omega 3, ya que se obtienen nutrientes esenciales para el cerebro. Se encuentran en pescado azul, sardinas, salmón, aceite de linaza, rábano, espinacas.
En la etapa avanzada de la enfermedad las personas pierden la sensación de sed o no saben expresarlo, por lo que se debe insistir en la ingesta de líquidos (agua, leche, caldos, gelatinas). Se debe cambiar la textura de los alimentos, deben tener textura homogénea. La alimentación balanceada y personalizada es crucial para retrasar cada etapa de la enfermedad y poder darle a la persona calidad de vida.
El porcentaje de personas que sufren de Alzheimer ha aumentado y según los estudios se debe a los malos hábitos de alimentación, a la vida sedentaria, al estrés y pocas horas de sueño. Las personas con riesgo a padecer esta enfermedad deben tomar en cuenta que se puede prevenir y retrasar su aparición, mediante cambios tempranos en los hábitos de alimentación, realizar actividad física, tener el hábito de la lectura, entre otros.
No espere a tener un diagnóstico para empezar a dedicarle tiempo a su salud o a la persona cercana a usted. ¡Invierta en usted desde hoy! En la página del Centro de Nutrición puede encontrar diferentes recomendaciones de cómo mantener una alimentación variada, balanceada y completa y que le ayudara a prevenir y a retrasar esta enfermedad. Visítenos en www.centrodenutricion.co.cr
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