Mientras
en el ámbito de la medicina muchos especialistas continúan buscando
una cura para el Alzheimer en los fármacos, diversos estudios en
este campo sugieren que la prevención juega un rol más importante
del que imaginábamos. Los investigadores han demostrado que, al
estar bajo nuestro control, las conductas cotidianas (hábitos)
tienen la capacidad de estimular las reservas del cerebro y, en
consecuencia, ayudar a retrasar e incluso prevenir, el desarrollo de
Alzheimer o demencia.
1-
Ejercicio regular
De
acuerdo con diversas investigaciones, el riesgo de desarrollar
Alzheimer puede verse reducido hasta en un 50%, con la ayuda de
actividad física. Además, el ejercicio ayuda a retrasar el
deterioro de las funciones cognitivas una vez que el problema se ha
desarrollado.
Comienza
de a poco-
La actividad física puede resultar arrolladora para aquellas
personas que no están acostumbradas a ejercitar de forma regular.
Comienza por reemplazar el ascensor por las escaleras o breves
caminatas diarias.
30
minutos, 5 veces por semana-
Aunque esto puede parecer demasiado, la rutina también puede incluir
actividades domésticas como una limpieza exhaustiva o tareas de
jardinería. También puedes optar por caminatas al aire libre,
clases de aeróbico o natación.
Protege
tu cabeza-
Los traumatismos en la cabeza aumentan las chances de desarrollar
problemas cognitivos. Aunque el fútbol o el boxeo son ejemplos
extremos, incluso una simple caída en bicicleta puede tener este
impacto. Asegúrate de utilizar la protección adecuada y abrocharte
el cinturón de seguridad cada vez que viajes en auto.
Equilibrio
y coordinación-
Para prevenir las lesiones y traumatismos por caídas, te
recomendamos realizar ejercicios que te ayuden a trabajar el
equilibrio y la coordinación. Puedes comenzar a practicar yoga,
taichí, o cualquier otro método orientado a dichas funciones.
2-
Buen descanso
El
descanso adecuado y regular sirve para estimular el funcionamiento
cerebral. Esto se debe a que el sueño profundo es necesario para la
consolidación y retención de la información obtenida durante el
día. Por esta razón, la falta de sueño ha sido asociada con un
aumento en el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Mantén
un horario regular–
Nuestro reloj biológico responde de forma positiva a los patrones de
regularidad. Asegúrate de dormir y despertarte en horarios similares
todos los días, de manera de coincidir con nuestros ritmos
circadianos naturales.
Siestas
inteligentes–
Las siestas pueden interferir con el sueño regular y exacerbar los
síntomas del insomnio. Si necesitas dormir una siesta, asegúrate de
que sea temprano por la tarde y no más de 30 minutos.
Habitación
inmaculada–
Si puedes hacerlo, evita tener computadoras o televisores en tu
habitación para prevenir que estimuladores visuales te priven del
sueño.
Rutina
relajante–
Las actividades previas a la hora de dormir, como un baño tibio,
ejercicios de relajación, o la lectura de un libro, ayudan a que el
cerebro entienda que es hora de hundirnos en un sueño profundo y
reparador.
3-
Estímulo mental
Las
personas mentalmente activas han demostrado tener mayor protección
contra el Alzheimer y la demencia. Cualquier tipo de actividad que
requiera las habilidades de comunicación, interacción y
organización han demostrado ser de gran ayuda en la prevención de
estas enfermedades.
Aprende
una nueva habilidad–
El aprendizaje de una nueva habilidad ayuda a crear depósitos más
grandes en las reservas del cerebro. Intenta aprender un nuevo
idioma, tocar un instrumento, leer un libro, o comenzar un nuevo
pasatiempo.
Ejercicios
de memoria–
Debido a que la memorización ayuda a reforzar las conexiones en el
cerebro, te recomendamos comenzar memorizando nombres de ciudades,
números telefónicos, poemas, etc.
Juegos
mentales–
El cerebro es un músculo y como tal necesita ser entrenado. Para
mantener el buen funcionamiento de las funciones cognitivas a largo
plazo, puede intentar resolver crucigramas, acertijos, rompecabezas,
juegos de cartas, sopas de letras, etc. Si estimulas el cerebro desde
una edad temprana, podrás mantener su funcionamiento a una edad
avanzada.
Preguntas
a ti mismo–
Mantén tus neuronas alertas preguntándote “Quién, Cómo, Cuándo
y Dónde.” Esta es una forma de entrenar la memoria y, en
consecuencia, cuidar el cerebro.
Sal
de la rutina–
Los cambios de hábitos ayudan a crear nuevas “vías” en el
cerebro. Intenta tomar un nuevo camino de regreso a tu casa, utilizar
la mano no dominante, y otras actividades que, de vez en cuando,
permitan llevar a tu cerebro por nuevos horizontes.
4-
Alimentación saludable
Una
dieta rica en nutrientes, vitaminas y minerales ayuda a optimizar el
funcionamiento del cerebro. Por esta razón, los hábitos
alimenticios saludables pueden proteger tu organismo contra el
deterioro neurológico.
Evita
las grasas trans y las grasas saturadas–
A la hora de preparar tus comidas, intenta optar por carnes magras y
orgánicas, consumir productos lácteos descremados o bajos en
grasas, y reducir la ingesta de alimentos fritos.
Considera
una dieta Mediterránea–
Esta dieta, a base de pescados, nueces, granos integrales, aceite de
oliva, y frutas y vegetales frescos, es recomendada para proteger la
salud del sistema cardiovascular, que también juega un rol
importante en la prevención de las enfermedades neurológicas, como
el Alzheimer o la demencia.
Consume
más pescado y avocado–
Ambos alimentos están cargados con omega 3, un ácido graso
saludable que ha demostrado contribuir en la prevención del
Alzheimer y la demencia. Como si esto fuera poco, los nutrientes
presentes en el avocado y los pescados, en especial el atún y el
salmón, pueden hacer maravillas con muchos otros aspectos de la
salud.
Piensa
en colores–
Haz que tu dieta sea lo más colorida posible, incluyendo todo tipo
de frutas y verduras en tus preparaciones diarias, de manera de
disfrutar de los increíbles beneficios de sus vitaminas y
antioxidantes. Este cambio debe estar acompañado por una reducción
en el consumo de carbohidratos, ya que éstos pueden aumentar los
niveles de glucosa en sangre y causar inflamación en el cerebro.
Beber
té verde–
Esta poderosa infusión ha demostrado ser excelente a la hora de
estimular la memoria, y mejorar la concentración y el estado de
alerta, tres factores claves a la hora de retrasar el envejecimiento
del cerebro.
5-
Vida social activa
En
diversas investigaciones se ha demostrado que las personas con una
vida social activa tienen menor riesgo de desarrollar Alzheimer.
Mantén
el contacto con tus amistades. Si estás familiarizado con la
tecnología, puedes intentar contactarlos por correo electrónico o
por alguna red social.
Planifica
salidas con tus amigos, de manera de cambiar de ambiente y romper con
la rutina.
Toma
clases grupales de gimnasia u otro tipo de actividad física, para
beneficiar tu cuerpo mientras estimulas tus habilidades sociales.
6-
Controla el estrés
La
acumulación de estrés puede derivar en un estrechamiento del
hipocampo, que es la zona del cerebro encargada de retener la
memoria, impidiendo el crecimiento de las neuronas y aumentando las
probabilidades de desarrollar enfermedades neurológicas.
Tómate
un descanso–
Los cambios que se producen en nuestro ritmo de respiración cuando
estamos estresados pueden tener un impacto en los niveles de oxígeno
del cerebro. La meditación y el yoga pueden enseñarte técnicas de
relajación y respiración que te ayudarán a solucionar este
problema.
Organiza
actividades de relajación diarias–
Cuando te sientas estresado o abrumado con las responsabilidades
diarias, te recomendamos realizar alguna actividad que te ayude a
relajar el cuerpo y la mente, como caminatas, lecturas, actividad
física o reuniones con amigos.
Concéntrate
en la paz interior–
De acuerdo con estudios recientes, las personas que presentan una
conexión fuerte entre la mente y el cuerpo suelen tener un cerebro
más saludable. Las actividades que involucren algún tipo de
reflexión, meditación o análisis ayudan a proteger al sistema
nervioso contra el daño causado por el estrés.
Artículo
original: helpguide
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