La mayoría de los
libros, artículos, blog, etc. que versan sobre el Alzhéimer o
cualquier otro tipo de demencias, basan su contenido en entender la
enfermedad y cómo ayudar al cuidador principal. Normal, ya que las
terapias más comunes son aquellas que están centradas en la
persona.A la hora de “trabajar” con esta enfermedad, la mayoría
de los profesionales cometemos el error de centrar nuestra atención
en el bienestar de la persona enferma y del cuidador principal, dado
que es quien actúa en aquellos momentos en los que la enfermedad
relega al enfermo o enferma a un segundo plano, además de
proporcionar la estabilidad, seguridad y cuidados que estos
necesitan.
En muchas ocasiones, sacamos a la persona enferma y al
cuidador principal del escenario donde se desarrolla el día a día
de ambos, sin tener en cuenta el entorno; sin embargo para las
personas que rodean a los protagonistas de estas historias, la
enfermedad es igualmente de difícil comprensión y aceptación,
especialmente en el caso de los niños. Tanto si se convive en el
mismo domicilio de una persona que padece Alzheimer, como si sólo se
va de visita es aconsejable realizar lo siguiente: Dedicar un espacio
de tiempo para explicar a los niños, con un lenguaje claro y
sencillo en qué consiste la enfermedad: explicar que el abuelo/a
tiene una enfermedad que hace que se le olviden las cosas, nombres,
lugares, etc. Tratar la enfermedad con naturalidad: hablar de ella
delante del niño, ya que va a convivir con ella durante un tiempo,
sin ocultar los síntomas. Utilizar el sentido del humor: con el fin
de normalizar un comportamiento que pude ser extraño.
Siempre desde
el respeto a la persona enferma y nunca ridiculizándola. Tratar con
cariño al enfermo: las sonrisas, los besos y el trato cariñoso
ayudan a que el enfermo se sienta comprendido y amado en su entorno.
Respetar los espacios de tiempo en los que la persona enferma
necesita silencio y/o intimidad: para evitar posible agitaciones.
Para conseguir todo esto, aconsejamos recurrir a la literatura, ya
que hay algunos cuentos infantiles que os pueden ayudar llegado el
momento. A continuación os nombro alguno de ellos, por si, llegado
el momento puedan servir de ayuda:
1. “Los despistes del abuelo”.
Autora Marta Zafrilla:Con ternura y sentido del humor, trata el
Alzheimer y demencia senil, desde el cariño y la comprensión como
la mejor manera de sobrellevar esta dolencia. ¿Qué mejor apoyo que
la ayuda de un nieto travieso a su querido abuelito?
2. “Mi abuelo
Simón los sabe”.Autora Nieves Pérez Rivero. La narradora sabe que
su abuelo olvida los números, los colores, e incluso el día en el
que vive. Sin embargo, recuerda otro tipo de cosas que se le antojan
incomprensibles. Pero reconoce si su nieta está triste o necesita
estar sola, pues tiene todo el tiempo del mundo para estar con ella.
3. “Hilos de colores”. Autora Elena Ferrandiz: Una abuela cuenta
a su nieta una historia llena de colores y cosida con las agujas del
corazón, la niña comprendió que algunas veces la memoria puede ser
tan frágil como los hilos de este cuento.
4. “Mi abuela no se
acuerda de mi nombre”. Autor Rodolfo Esteban: Este cuento está
destinado a que las personas adultas veamos y entendamos el Alzheimer
desde la perspectiva de una niña. A la más pequeña de la familia
no le importa la enfermedad, puede que no la entienda o no sepa lo
que es, pero no se avergüenza de ella, tan solo quiere estar con sus
seres queridos.
5. “ El zorro que perdió la memoria”. Autor
Martin Baltscheit: un zorro que sabía todo lo que un zorro tenía
que saber. Porque aquel que sabe todo tiene una larga vida, pensaba
él, y vivió una larga vida llena de aventuras. Pero cuando se hizo
mayor, comenzó a olvidarse de que quien era.
6. “Mi abuela tiene.
Autora Veronique Ven Den Abeele. Cuenta la historia de Cristina, una
niña que pasa mucho tiempo con su abuela. Un día, ésta, la llama
por un nombre que no es el suyo, otro día hace cosas que a Cristina
le parecen raras. Hasta que la niña se da cuenta de que su abuela
está enferma: tiene Alzheimer.
7. “En la laguna más profunda”.
Autor Oscar Collazos. Para niños algo más mayores. La abuela de
Alexandra comienza a olvidarse de todo y su familia piensa que, como
la niña tiene doce años, no va a entender qué está pasando; por
ello comienzan a ocultarle la verdad o a disfrazarla. Al principio a
Alexandra le divierten las transgresiones de su abuela a las normas
sociales. A medida que el trastorno avanza y la abuela se sumerge en
las profundidades de su laguna, la niña se propone que la abuela no
olvide quien era: le muestra fotografías y le cuenta anécdotas de
su vida pasada que ha oído de sus padres. El amor que une a nieta y
abuela hará posible la comunicación entre ellas.
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