Un
equipo de investigadores del hospital
de Bellvitge de Barcelona han
probado en ratones que un fármaco derivado del cannabis ralentiza,
tanto a nivel cognitivo como molecular, el avance del alzheimer en
los animales. El estudio de los científicos del Instituto de
Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) ha constatado que la
administración de este fármaco, formado por una combinación de dos
variedades de planta de cannabis, produce "mejoras importantes"
en los ratones tratados durante las fases iniciales de la enfermedad.
"Hemos probado
que suministrar estos dos extractos de planta de cannabis a un modelo
animal (ratones modificados genéticamente para que desarrollen el
alzheimer) tiene efectos beneficiosos porque no tienen le misma
pérdida de memoria", ha explicado la doctora Ester Aso, que
lidera el proyecto de investigación. Los científicos comenzaron a
tratar a los ratones en etapas iniciales de la enfermedad, cuando
iniciaron la sintomatología clásica de pérdida de memoria, y
descubrieron que, tras cinco semanas suministrándole el fármaco,
los animales "no solo no presentaban problemas de memoria, sino
qe tampoco tenían dificultades en tareas de aprendizaje", ha
señalado Aso.
Con
la administración de este
fármaco, que ya ha sido aprobado en España para tratar la
espasticidad (tensión de los músculos) en la esclerosis múltiples,
los científicos han conseguido reducir la inflamación y la
toxicidad de las moléculas amiloides, que son las marcas distintivas
que se puede ver en los pacientes con alzhéimer. Además, este
fármaco modula el estrés oxidativo, otro de los procesos comunes en
este tipo de enfermedades neurodegenerativas y que hace que las
células generen compuestos oxidantes que dañan a otras moléculas
del entorno. "La suma de todos estos efectos podría explicar la
mejora a nivel cognitivo observada en los animales tratados", ha
zanjado Aso.
Las bajas dosis
suministradas de esta combinación de extractos de cannabis hace que
los científicos descarten casi completamente la posibilidad de
efectos secundarios. "Las dosis que damos del fármaco son muy
bajas, una décima parte de lo máximo permitido, por lo que asumimos
que no tendremos efectos secundarios. En cualquier caso, sabemos que
los efectos derivados de este fármaco son muy leves, como nauseas,
mareos o malestar", ha explicado la científica.
Al
tratarse de un fármaco que ya está comercializado para la
esclerosis múltiple y está en fases avanzadas de desarrollo clínico
para otras aplicaciones terapéuticas, los científicos calculan que
los primeros ensayos clínicos con humanos no tardarán mucho tiempo.
"Esperamos que un tratamiento prolongado permita ralentizar la
progresión de la enfermedad en los humanos. Esto
no es curativo porque no evitamos la causa de la enfermedad,
pero estamos amortiguando los efectos dañinos del amiloide.
Ralentizamos el proceso porque mitigamos las consecuencias
negativas", ha puntualizado la doctora.
Con
todo, los
científicos han matizado que el problema al que se enfrentan
actualmente para seguir adelante con el proyecto es la financiación.
"La
principal limitación son los fondos. Estamos en un entorno ideal
para desarrollar un ensayo clínico porque el servicio de neurología
de Bellvitge es muy bueno y ha tratado a muchos pacientes, pero para
sacar adelante el ensayo necesitamos al menos unos 100.000 euros",
ha señalado Aso.
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