Son
varios los estudios realizados que señalan que los cuidadores de
personas dependientes pueden llegar a sentirse solos y aislados. Hoy
desde El Rincón del Cuidador queremos hablarte de la soledad.
Hay una soledad que es
productiva y es aquella que permite quedarnos en silencio con
nosotros mismos para escucharnos, reorganizarnos, disfrutar de
nuestras aficiones o simplemente estar aquí y ahora con nosotros
mismos. En estos momentos de soledad solemos salir con energía y con
una actitud optimista. Cuando la soledad no es de este tipo, este
sentimiento puede derivar en una sensación de aislamiento, podemos
incluso pensar que nuestras relaciones no son satisfactorias o
incluso que no tenemos relaciones fuera de nuestro rol de cuidadores.
Es esta segunda soledad la que es positiva detectar y cambiar.
Saber
qué provoca tu soledad y conocer qué efectos tiene en tu vida te
ayudará a cambiarla
Por
varios motivos,
es normal que un cuidador se sienta sólo y aislado; cuidar de un
familiar dependiente exige mucho tiempo y requiere permanecer en
casa. A veces el cansancio que genera el acto de cuidar es tan alto
que hacer cualquier actividad puede parecer una labor titánica.
Tu modo de pensar
también influye en tu sentimiento de soledad y en tu actitud de
aislamiento.
- Si crees que quedar con un amigo o amiga para tomar un café y compartir cómo te sientes puede sobrecargar a tus amistades, es normal que decidas no hacerlo.
- Puede ser que pienses que el rato que no estás con tu familiar no estás siendo un buen cuidador.
- Si crees que otras personas que no hayan pasado por la situación de cuidar a un familiar, no van a entender qué es ser cuidador, es lógico que no quedes con ellos.
Pero, ¿pensar así,
te beneficia o te perjudica? Vamos a analizar qué consecuencias
puede tener la soledad en un cuidador.
Alguno
de los efectos
que
conlleva sentirte solo es que evites conocer a gente nueva porque
quizás pienses que tienes poco que aportarle. Exponerte a relaciones
nuevas te hace sentir incomprendido y eso agranda más tu pena y tus
ganas de quedarte en casa. Podría ser incluso que pierdas
perspectiva y la situación que estás viviendo te parezca
excesivamente negativa.
Para analizar las
causas y los efectos y siguiendo las pautas de la psicóloga María
José Rosillo, vamos a proponerte unas pequeñas preguntas para ver
cómo anda la gestión de tu tiempo libre y cómo te sientes.
- ¿Hace cuánto tiempo que no quedas con algún amigo/a para tomar un café o ver una película?
- ¿Cuántas horas del día te las dedicas SOLO a ti?
- ¿Recuerdas alguna actividad que te gustaba hacer especialmente en tu tiempo libre antes de ser cuidador? ¿Cuál era? ¿Cuánto tiempo hace que no la practicas?
- ¿Cuál ha sido tu emoción predominante en las tres últimas semanas? ¿Le cuentas a alguien cómo te sientes?
- ¿Sientes que eres la única persona que puede cuidar eficazmente de tu familiar?
¿Qué te han revelado
las respuestas a estas preguntas?
Si no estás muy
contento con lo que has respondido, quizá sea el momento de decidir
cambiar algunas cosas, te damos algunas pautas sencillas para ello:
1.-
Analiza qué te
gusta hacer,
qué te apasiona y hazlo. Al principio te costará introducir esta
pequeña rutina nueva, te cansarás un poco, pero a largo plazo va a
oxigenar tu vida.
2.-
Optimiza
el tiempo,
prioriza la dedicación de tu tiempo a aquellas personas de tu
entorno que te hacen sentir alegre y te ayudan a pasar momentos
agradables y satisfactorios.
3.-
Pide
ayuda,
no estás solo. Intenta pedir esta ayuda cuando notes los primeros
signos de agotamiento y no cuando ya estés muy agotado.
4.-
Confía,
seguro que en tu círculo familiar hay personas que son capaces de
cuidar igual de bien que lo haces tú.
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